En 1.936 estalló la Guerra Civil y sería por fin en la cuaresma de 1.937 cuando los Beltrán, Sanvicente, Peclós, Zaldívar, Sanz, Morón, Baquedano, Sales, Montserrat, Bastero, De Diego y algunos más, animados por el primer Consiliario, Don Leandro Aína, lograron la fundación de la Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad. Había nacido la primera Cofradía Penitencial de Zaragoza, filial de la Hermandad de la Sangre de Cristo.
La fundación de la Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad serviría de estímulo y modelo para el surgimiento de otras cofradías y hermandades que, guiadas por el mismo espíritu penitencial, conseguirían revitalizar una Semana Santa que atravesaba por serias dificultades. A la Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad seguirían las de la Entrada de Jesús en Jerusalén y la de Jesús Camino del Calvario (1.938), la de las Siete Palabras y de San Juan evangelista (1.940), la del Descendimiento de la Cruz y Lágrimas de Nuestra Señora (1.940)...
El mismo año de 1.937 los primeros hermanos de la Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad visten el hábito diseñado por Don Regino Borobio tal y como lo conocemos en la actualidad, y acompañan el paso de Nuestra Señora de la Piedad en la Procesión del Santo Entierro.
El día 15 de abril de 1.938, a las cero horas, saldría la primera procesión propia de la Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad. El día, la hora y el recorrido se han mantenido invariables durante estos casi setenta años de existencia; Iglesia de Santa Isabel, Manifestación, Alfonso I, Coso, Plaza de España, Don Jaime, Plaza de la Seo y calle del Sepulcro hasta la iglesia de San Nicolás
Pasos:
La imagen titular es obra del escultor Antonio José Palao, natural de Yecla (Murcia) y que fue director de la Escuela de Bellas Artes de Zaragoza, ayudado por su discípulo Manuel Albareda Cantavilla.
La obra fue realizada en el año 1.871 por encargo de doña Ana Falcón y Bravo, viuda de don Enrique Almech y Langarita, caballero de gran prestigio en la sociedad zaragozana de la época y miembro del Colegio de Abogados de la ciudad.
En 1.862 la Hermandad de la Sangre de Cristo, en un capítulo extraordinario, planteó la posibilidad de incorporar un nuevo paso a la procesión del Santo Entierro. Se presentaron dos propuestas: La Piedad, símbolo de la hermandad y el de La Entrada de Jesús en Jerusalén, que completaría la escena que representaban los hebreos y el coro de niños que iba cantando en la procesión. El Capítulo escogió la construcción del segundo, siendo obra del escultor Albareda.
Fue unos años más tarde cuando doña Ana Falcón ponía en conocimiento de la Hermandad el encargo que había efectuado al escultor Antonio Palao de la construcción de un paso procesional llamado La Soledad, que representaba a la Madre de Dios a los pies de la Cruz con el Hijo en los brazos, después del descendimiento. En esa misma carta se pedía que la imagen estuviese siempre expuesta en uno de los altares de la iglesia de San Cayetano para que tuviese culto, manifestando además que era su voluntad costear todos los años el Septenario de Doloroes y Miserere que se celebraba en la Semana de Pasión, con la condición de que los gastos no sobre pasen los 1.500 reales anuales y suplicando a la Hermandad que rogase al Señor por el alma de su fallecido esposo, por la suya cuando muriese y por la felicidad espiritual de sus hijos y demás familia.
El paso fue construido y el Domingo de Ramos, 2 de abril de 1.871, fue bendecido en el palacio arzobispal por el titular de la diócesis, Cardenal don Manuel García Gil, siendo conducido esa misma tarde en procesión por los hermanos de la Sangre de Cristo hasta la iglesia de San Cayetano, donde se le habilitó uno de los altares de la cabecera de la iglesia (el del lado del Evangelio), para que tuviese culto permanente.
Desde el punto de vista escultórico Wifredo Rincón ha sabido destacar con gran precisión las características principales de este paso: "El conjunto, bellísimo, parece haberse inspirado en la famosísima Virgen de las Angustias del escultor, también murciano, Francisco Salzillo que se conserva en la iglesia de los PP. Escolapios de Yecla, ciudad natal de Palao. Representa a María como una mujer todavía joven, con su cabeza elevada y sus ojos clavados en el cielo, mientras abre sus brazos en actitud de sereno dolor. Sobre su rodilla izquierda reposa la cabeza de su hijo muerto, desnudo, tan sólo cubierto por un paño de castidad. El conjunto resulta de gran belleza plástica, ya que el escultor supo plasmar en esta talla el momento supremo del dolor de la Virgen cuando tiene sobre ella a su Hijo muerto.
Detrás del grupo escultórico se levanta la cruz, con la sabanilla del Descendimiento, en cuyo centro está bordado el emblema de la cofradía.
Fue restaurado y estofado el conjunto escultórico en el año 1.939 por los hermanos Albareda y nuevamente en 1.961 restaurada la imagen por los mismos artistas."
En 1.994 se realizó otra restauración ya que la prolongada duración de las obras en la iglesia de Santa Isabel habían provocado un deterioro importante en el estado de la imagen. Desde entonces y mientras las obras no se den por finalizadas, la imagen permanece en la sede del Santo Refugio.
La primera corona de la Virgen, en madera, fue sustituida por otra de metal, diseñada por don Regino Borobio Ojeda en 1.939 y realizada por don Rogelio Quintana. En 1.955, previo concurso, se hizo la que porta en la actualidad, en plata cincelada y dorada en fino, con medallones de esmalte, pedrería de cristal fino tallado y el emblema, costeada por suscripción entre los cofrades, según proyecto de los señores Ercilla y Aznar Lacarte.
Por otra parte en 1.937 se construyó una gran carroza para la imagen, que fue sustituida en 1.959 por otra nueva, diseñada por los arquitectos Regino Borobio y José Beltrán, realizada en los talleres Quintana, con greca esculturada e iluminación de filas de velas delante de la Virgen y faroles en los ángulos de la carroza.
La imagen del Cristo de la Piedad
Poco se conoce de esta magnífica talla. Desde 1.660 se venera en la Capilla de la Santa y Real Hermandad de Nuestra Señora del Refugio y Piedad de Zaragoza, habiendo sido regalado por uno de los fundadores de la misma.
Desde el punto de vista artístico la obra se ha atribuido al escultor Juan de Mesa o a alguno de sus discípulos. La talla en madera de pino policromada representa a un Cristo de los llamados de tres clavos, muerto, con el paño de castidad anudado en el lado izquierdo. No es una talla pensada para ser precesionada. Su tamaño es sensiblemente inferior al de una persona.
Entre 1.985 y 1.986 fue restaurado por doña Mercedes Torre Juan y don Jesús Caudevilla Morales.
Al ser incorporado a las procesiones en 1.941 se realizaron unas artísticas andas en hierro forjado por el artista señor Tolosa, según proyecto de don Regino Borobio.
Estas andas fueron sustituidas en 1.946 por otras de menor peso.
El paso es portado a hombros por ocho cofrades y durante muchos años, tras la incorporación de las ruedas a la totalidad de los pasos de Semana Santa, éste era el único que era portado a hombros.
Extraído de la página web de la cofradía: http://www.lapiedad.es/inicio/index.asp
Viacrucis del cabildo 2009
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